Luego de la victoria frente a Rosas en Caseros, Urquiza convocó a un Congreso Constituyente en Santa Fe que en mayo de 1853 sancionó la Constitución Nacional. Pero aunque ya no estaba Rosas, los intereses de la clase alta porteña seguían siendo los mismos y Bartolomé Mitre y Adolfo Alsina, dieron un golpe de estado, conocido como la "Revolución del 11 de Septiembre de 1852". A partir de entonces, el país quedó dividido en dos: el Estado de Buenos Aires y la Confederación (el resto de las provincias con capital en Paraná). La separación duró casi diez años, en los cuales hubo dos enfrentamientos militares: el primero de ellos fue en Cepeda (1859) donde la victoria rotunda fue para las fuerzas de la Confederación dirigidas por Urquiza. Los experimentados lanceros entrerrianos hicieron la diferencia pese a los mayores recursos de Buenos Aires. Sin embargo, esta victoria no lograría todavía la unidad nacional; las ambiciones porteñas y su ventajosa posición económica frente al resto del país prevalecerían más allá de la derrota por las armas. En septiembre de 1861, se produce el segundo enfrentamiento, esta vez en Pavón. Cuando la victoria de Urquiza sobre el líder porteño Bartolomé Mitre era un hecho, el entrerriano se retiró del campo, dándole la victoria a Mitre. Mucho se ha escrito sobre este hecho y las motivaciones de Urquiza; quizás comprendió que debía ceder su preeminencia para lograr la unificación, ya que Buenos Aires no lo haría ni aunque fuera derrotada militarmente. De este modo, Pavón significó la unión del país bajo la tutela porteña.
Años más tarde, los caudillos federales, que vieron la actitud de Urquiza como una traición se tomarían revancha:
Años más tarde, los caudillos federales, que vieron la actitud de Urquiza como una traición se tomarían revancha:
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